¿NECESITAMOS EL HARD ROCK ?

Celebradas las elecciones al Parlament, y en un momento en el que se avezan algunos pactos de gobierno, el candidato a las elecciones europeas de Comunes Sumar, el Sr. Jaume Asens, declaró que la aprobación del Hard Rock, no sería una línea roja que impidiera participar en el posible gobierno del Sr. Illa, para seguidamente matizar que es un proyecto que no tiene cabida en Cataluña. Todo ello después que los Comunes, provocaron la repetición las elecciones al negarse a aprobar los presupuestos de la Generalidad.

Aceptando que a menudo las líneas rojas, se han desteñido por oportunismo, táctica o simple diálogo, el posible error del Sr. Asens es creer que hoy la exclusividad de la oposición al macro casino la ostenten los Comunes, la CUP o la plataforma Aturem el Hard Rock. Después de doce años de debate mediático, la opinión sobre la conveniencia o no del proyecto ha alcanzado una transversalidad que supera la mera adscripción a un determinado partido político. O lo que es lo mismo, hoy los ciudadanos se opondrían o lo aceptarían, al margen de las posturas oficiales de los partidos que votan.

La hemeroteca de este periodo da fe del continuo proceso de declaraciones contradictorias; medias verdades; cambios de promotores y de posicionamientos políticos que ha sufrido este asunto. Por ejemplo, se ha tratado de infantilizar a la opinión pública, declarando que el macro complejo es de utilidad para el turismo familiar; se han justificado los beneficios para la recaudación pública derivados de la reducción de los impuestos en los casinos y máquinas tragaperras; o se ha situado en este tipo de turismo la salvación de la economía del campo de Tarragona.

Sin embargo, la persistencia de este dilatado debate se ha infiltrado en la opinión pública, de forma que hoy resultaría imprescindible dar respuesta a una serie de cuestiones. Entre ellas: ¿Estamos de acuerdo en rebajar los impuestos a los negocios de las máquinas tragaperras y los casinos?; ¿Por qué este macroproyecto ha sido rechazado desde gobiernos conservadores de Madrid y no han tenido cabida en otros países? ¿Es el tipo de empleo y de actividad que el país y Tarragona necesita? ¿Qué explicación tiene que un negocio privado provoque la repetición de elecciones y condicione los pactos electorales? ¿Estamos ante la segunda edición del caso «Casinos»?

Vista la dinámica vivida, como no parece que los partidos políticos den respuesta a estas cuestiones, sería necesario quizás, recuperar la propuesta que – en febrero de 2016 – realizó el entonces presidente de la Generalitat, el Sr. Carles Puigdemont, de promover una Consulta a los ciudadanos, de acuerdo con el Estatuto de Cataluña, con el fin de conocer el grado de aceptación y la conveniencia del proyecto.

¿Realmente, necesitamos el Hard Rock?

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